martes, 22 de diciembre de 2009

Ya se pueden comprar ostras del Eo



La tienda online de Acuicultura del Eo S.L. (www.acueo.es) ya está funcionando a toda vela. Nuestra web lleva una semana en marcha y ya se pueden comprar ostras del Eo directamente en línea. Gracias a los chicos de TQM que nos han hecho una página estupenda y son unos monstruos de la comunicación, salimos en La Nueva España, El Comercio, La Voz de Galicia y otros periódicos de nuestra zona, así que llevamos desde el viernes recibiendo montones de pedidos. Y lo mejor: ¡¡¡a los asturianos nos gustan las ostras!!! Mucha gente al ver la noticia se ha decidido a comprar ostras de nuestra Edición Especial de Navidad 09. Esta nochebuena, en muchas mesas de Gijón, Oviedo, Mieres, Sotrondio, etc, se cenarán ostras del Eo. Preparaos en el resto de España, que el ataque de las ostras del Eo no ha hecho más que empezar.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Ostras gratinadas

Esta noche, en casa de los ostricultores de Castropol, ostras para cenar. Seguimos probando las recetas de un libro que compramos el año pasado en Îlle d'Oleron. Hoy toca la segunda: super rápida, muy fácil y fantástica. Nos ha encantado.

Para dos personas:
• 12 ostras del Eo grandes
• Queso gruyère rallado
• Pimienta negra recién molida
• Miga de pan
• Mantequilla

Abrir las ostras, retirar el agua, separarlas de la valva inferior y darles la vuelta. Sazonar con pimienta negra recién molida no muy fina; espolvorear queso gruyère rallado (como no teníamos, hemos utilizado Grana Padano, pero seguro que cualquier manchego funcionaría igual de bien). Añadir una cucharadita de mantequilla fundida sobre cada ostra y unos trocitos de miga de pan (cuatro o cinco en cada una). Meter al horno o grill de cinco a siete minutos, hasta que se dore el pan.

¡Estaban riquísimas! Hicimos trece, las que quedaban en casa, y la verdad es que nos han sabido a poco a los tres que cenábamos hoy. Si ya lo decía la receta, seis por persona. Como seguro que repetiremos, la próxima vez media docenita por cabeza, que ya he comprobado que es una ración perfecta para cualquier receta de ostras cocinadas.

El libro es Les Huîtres: l’ostriculteur et l’ecailler de Denise Neveu.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Abrir ostras

Es mucho más fácil de lo que parece y de lo que dicen por ahí. Vale la pena aprender. Sólo hacen falta un par de trucos, confianza y algo de paciencia para enfrentarse a las primeras. Recuerda, la mano protegida; buscar la separación de las valvas e introducir el cuchillo a la altura del músculo (lo más difícil al principio) y cortar con un movimiento horizontal. Se abre sola. Ah, y si andas algo escaso de paciencia, tras asegurarte de que todas las ostras están vivas y bien cerradas, mételas en el congelador quince minutos antes de abrirlas. ¡No será muy ortodoxo, pero verás cómo ayuda!. Fíjate como las abrimos nosotros en este videotutorial casero:
  Y otro vídeo más:
 

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Ostras camino de Francia


El lunes salieron camino de Francia 2.500 Kg de nuestras ostras, unas 25.000; hoy ya estarán en las costas de Marennes-Oleron recuperándose del viaje y a la espera de su comercialización y consumo final.

domingo, 25 de octubre de 2009

Las ostras del Eo van a ser famosas

Ya ha venido el fotógrafo a hacer un reportaje del cultivo de ostras de Acuicultura del Eo. Tanto salir en la tele del Principado y nosotros apenas teníamos una foto decente. Los chicos estaban trabajando en la depuradora, seleccionando por tamaños la ostra que comeremos estas Navidades. Está preciosa. Tiene todos los crecimientos del verano bien afilados y brilla el nácar con tonos morados y ocres.

Le hemos explicado como funciona el proceso, la tolva donde se vuelcan las ostras desde los poches para su lavado, las cribas de acero a través de las que la pasa y se hace la primera selección... Eduardo y Manolo se afanaban en la cinta ajustando a mano qué ostra va a cada sitio. ¡Al final, vale más el ojo que la criba! En realidad, hasta hace apenas cinco años la selección se hacía totalmente a mano, volcando las ostras en una mesa improvisada con dos caballetes sobre la batea. Nacho va de un extremo a otro del proceso, vuelca los sacos en el inicio y los cose y apila en el final una vez han sido pesados. Al final de la jornada, las que ya han crecido lo suficiente se llevarán a la batea que se utiliza como almacén. La semana que viene algunas se van a Francia. Las que aún no den la talla se devolverán a la ría, de nuevo en poches, a seguir creciendo.

Ya en la zona de envasado, preparamos dos cajas escogiendo las más "guapas", las que serán nuestros modelos, las que van a posar mañana en el estudio con la mejor luz para servir de promoción. Las ostras del Eo van a ser famosas.

Es una jornada de trabajo un poco especial. Vamos a la punta de Castropol y nos embarcamos todos en el chalano de Acuicultura del Eo para recorrer el cultivo. La marea ya ha empezado a subir, nos hemos entretenido más de la cuenta y a lo mejor nos cuesta trabajo llegar hasta allí.

Por ahora, estamos teniendo suerte con el tiempo. Pronosticaban lluvia en todo el norte (¿cuándo no?), pero esta vez tampoco han acertado. Ha amanecido el día con un sol alegre que, entre nubes, eso sí, nos deja ver bastante los colores de la ría del Eo. Un garceta busca su almuerzo entre los botes amarrados en la punta. Hace fresco, pero se está bien.

Recorremos el cultivo y aprovechamos para atar unos sacos y voltear otros. ¡Vaya trabajo!, opina el fotógrafo. Parece verdaderamente sorprendido cuando le contamos que pasan casi dos años desde que metemos la semilla de ostra, del tamaño de una lenteja, hasta que alcanza el tamaño comercial. ¡Vaya trabajo!, repite. ¿Y cuando hace mucho sol? ¿Y cuando llueve? Venimos igual, claro. Por lo menos ahora ya no dependemos tanto de las mareas, que antes eran las que nos organizaban el horario.

El fotógrafo dice que ya tiene material de sobra. Se marcha y quedamos cargando los doscientos sacos que se seleccionarán al día siguiente. De vuelta a la depuradora, carga, descarga y vuelve a cargar. Me vuelvo a preguntar cuántas veces pasará por las manos de los ostricultores cada ejemplar hasta llegar a la mesa. Imposible calcularlo. Han pasado ya varias horas y empezamos a tener hambre. Son casi las tres. Algunos tenemos frío y a Manolo le han calado las botas. Dichosos trajes de neopreno, no duran nada nuevos, las ostras tienen mucho filo y siempre se hace algún agujero al caminar por el cultivo y engancharse entre las parrillas ostrícolas.

Ya falta poco: devolver los sacos a la ría y listo. Bajo con algo de miedo por la escalerilla del Penedón y salto a la cabina de la gabarra para refugiarme del viento. Todos parecen cansados. Eduardo asiente con la cabeza, pensando en otra cosa, seguro, mientras Manolo, subido en el puesto de pilotaje, no sé qué le dice. Se hace sus planes y cuenta y recuenta los sacos seleccionados y los que faltan por seleccionar hasta Navidad. Cinco cormoranes nos miran pasar desde la batea vieja sin apenas inmutarse. Dejamos allí las ostras bebiendo y celebrando sus últimos banquetes en esta ría. El agua nos salpica la cara mientras lanzamos los últimos sacos amarillos junto al almacén. Acaba otra jornada de los ostricultores en la ría del Eo. Hoy comeremos pronto. Sólo son las cuatro. La lluvia ha llegado definitivamente a Castropol.

viernes, 9 de octubre de 2009

Por fin

Sí, por fin nos hemos decidido. Falta un poco más de dos meses para las Navidades de 2009 y tenemos el tiempo justo para los preparativos. Este año, por fin vamos a intentar que nuestras ostras se queden más cerca de casa, que no se vayan todas a Francia en camiones, sino que se queden en España y lleguen a las mesas de nuestros amigos para una cena especial, bien frescas, recién sacadas de la depuradora de moluscos de Castropol y listas para ser degustadas en buena compañía.

Todo el mundo nos dice que son exquisitas, que deberían estar en los buenos restaurantes de Madrid o Barcelona y que por qué no preparamos una página para que se puedan comprar por Internet directamente. Bueno, la respuesta está clara: somos unos pequeños productores, sólo somos tres personas (quitando los amigos que nos echan una mano cuando vienen: ¡gracias, chicos!) y el cultivo lleva su tiempo. Ya os iremos contando cómo es el proceso y colgaremos algunas fotos.

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